El Cine de Mi Vida (16)… PASA LA VIDA

La historia de cualquier país del mundo es un argumento muy recurrente en toda obra cinematográfica que se precie, pero sí a eso le unes que quién tiene la oportunidad de vivirla es un personaje que interpreta magistralmente, a una persona con discapacidad intelectual, lo hace aún más interesante y eso fue lo que hizo que Forrest Gump fuera la película del año 1994.

Quien hace que ese personaje entrañable se meta al público en el bolsillo desde el primer momento, no es otro que Tom Hank, actor camaleónico donde los haya y capaz de hacer que una película suya sea un éxito dos años consecutivos, y me estoy refiriendo a la no menos, conocida como Philadelhia, que también trata un tema controvertido relacionado con la discriminación por su condición, pero esta vez, de índole sexual.

La vida de Forrest es como dice desde el principio, esa mítica frase, la escena de él sentado en un banco esperando al autobús y ofreciendo una caja de bombones en la que nunca sabes lo que te puede tocar, a pasajeros totalmente desconocidos para él y a los que empieza a contar su vida, desde la más tierna infancia, cuando siendo un niño su madre se empeña, hasta conseguirlo que asista al colegio de su pueblo natal, como uno más, pese a que para todos es “el tonto del pueblo”. Esa vida seria de lo más “normal”, sino llega a ser porque sin darse cuenta es protagonista de los acontecimientos acaecidos en la cultura americana desde los años 50 hasta los 90.

En todo ese camino que es la vida adulta, le da también tiempo a enamorarse de su compañera de colegio, su adorada Yenni, cuya infancia de abusos por parte de su padre, no le acarrea nada más que pesares en su vida futura, hasta tal punto, de contraer una enfermedad mortal en aquella época: SIDA, al ser ex toxicómana, que le provoca una muerte prematura para el disgusto de nuestro Forrest, al que lo único que le queda, es un hijo al que seguro que va a cuidar y criar de una forma admirable.

En las casi cuatro horas de peli -aún recuerdo verla en el cine- y quedar encantada, tenemos la oportunidad de conocer o al menos recordar acontecimientos muy destacados que tuvieron lugar en los EE.UU, empezando por un joven de movimientos de cadera como si volara, que se hospedaba en el hostal que regentaba la madre de Forrest, y que resultó ser el mismísimo Elvis Priestley, a tener que alistarse en el ejercito como todo ciudadano para luchar en la guerra del Vietnam, que era la que te tocaba, si eras un joven y vivías en la década de los 60 en los EEUU; o a convertirse en un jugador del equipo americano de pingpong, el cual empezó a practicar en el hospital de veteranos y que llegó a conocer al presidente Kennedy en una recepción del equipo en el que juega, y que al ayudar a una chica negra a recoger sus libros que se le caen al suelo, no sabe que está en una de las escenas más comprometidas cuando se le negaba la entrada a las personas afroamericanas a la Universidad en los estados del sur de América donde la esclavitud tuvo su mayor auge en la Guerra de Secesión Americana así como ser testigo imprevisto del famoso caso Water Gate, en el que el presidente Nixon tuvo que dimitir. Por supuesto, hay muchas más escenas a tener en cuenta, no se nos puede olvidar como se reencuentra con su amada Yenni en la famosa manifestación que el movimiento hippy en Washington, muy popular por aquella época, que estaban allí para protestar en contra de la guerra del Vietnam, de ahí el lema que quedará para siempre en la menta de miles de personas alrededor del mundo: “Haz el amor y no la guerra”

Está claro que la inclusión del protagonista de esta peli es solo ficción, los acontecimientos recreados si ocurrieron en la realidad, el hecho de que un personaje pueda debido a su condición , que en este caso, no es excluyente, llevar una vida de lo más normalizada, nos hace darnos cuenta de lo importante que es perseguir nuestros sueños aunque pueda resultar complicado y que está a años luz, puede ser que se alcancen o que casi lo consigamos, pero lo seguro es que al menos lo hemos intentado.

IRENE CARAZO

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